Era noviembre de 2011, hacía frío y el viento helado se colaba entre mis pantalones. Las nubes se veían de un gris oscuro y estaban como a punto de estallar. Ya casi anochecía por lo que decidí suspender mi caminata diaria y me refugiarme en un museo. Di vueltas durante horas por los pasillos del Museo de Arte Moderno, tomando café y mirando por la ventana. Desde allí podía ver los taxis amarillos congestionando las calles, igual que en las películas. Cuando salí del museo ya era de noche, la gente caminaba apresurada. Una mujer se protegía la cara con su bufanda mientras que un niño se escondía bajo su abrigo. Un hombre usaba su paraguas tipo escudo protector. Las hojas volaban arremolinadas y de pronto comencé a sentir nieve fresca cayendo como plumas sobre mi nariz. Al cruzar la calle me detuve unos segundos para ver la nieve caer entre las luces de colores.
Más info:
- Este post pertenece a una serie llamada "La ciudad en una foto", son textos cortos inspirados en fotos de viajes pasados.
- Cuando pienso en Nueva York, pienso en el increíble trabajo de fotografía urbana de Vivian Maier. Pueden visitar su obra aquí.